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SEXO Y TERCERA EDAD

Vida Sexual en la vejez.

SEXO Y TERCERA EDAD

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En nuestra sociedad padecemos de una enorme miopía histórica que no nos permite ver los grandes atributos que traen los años, rendimos un culto eterno a la juventud, y relegamos a la vejez un plano minúsculo. Esta misma visión es la que con frecuencia nos impide conceptualizar la sexualidad en relación a la vejez. Creemos que las personas mayores no requieren, no necesitan, ni ameritan de la actividad sexual. También creemos que los años quitan el deseo sexual y empañan el desempeño sexual.

Toda esta forma de pensar tan occidental, es absolutamente falsa, la edad no altera los diversos mecanismos de la respuesta sexual, particularmente en el hombre el deseo, la erección, así como la eyaculación y el orgasmo persisten de manera integra a lo largo de los años. La capacidad de tener hijos se mantiene hasta las últimas etapas de la vida del varón.

En el caso de las mujeres, es claro que la menopausia marca el fin de la fertilidad, y en muchas puede provocar múltiples molestias sexuales, como perdida del apetito sexual, disminución en la lubricación, dificultada para alcanzar el orgasmo y sobre todo dolor e irritación con las relaciones sexuales. Sin embargo todo este ramillete de efectos sobre la sexualidad suelen desaparecer con simples tratamientos diseñados especialmente para este periodo menopáusico.

Los estudios científicos por otra parte son claros en señalar la importancia de la vida sexual durante esta etapa de la vida, la vejez es probablemente la edad en la que más se requiere de la sexualidad, porque cumple múltiples funciones en momento tan existencial de la vida.

El afecto de pareja, los besos los abrazos, las caricias, son reales necesidades del ser humano y mas en esta etapa, y como tal tenemos que despojarnos de esos prejuicios tan marcados que nos hacen ver como indecentes, e impropios las necesidades sexuales del adulto mayor.

Claro esta en Costa Rica las personas mayores viven en condiciones deplorables, unos están en las calles, en hospicios u hospitales, otros están arrimados a sus hijos, otros viven con su pareja de toda la vida pero en circunstancias económicamente apremiantes, situaciones que no propician la vida sexual plena del individuo mayor.

Desgraciados los pueblos que descuidan a sus ancianos, es hora de quitarnos esa maldición, es hora de propiciar que la vejez sea realmente una etapa dorada, una etapa de deleites y tranquilidad, donde junto al seres queridos sigamos siendo personas y no estorbos sociales. Porque ante todo hay que recordar que todos llevamos un anciano adentro, en los mas adentro de nuestro futuro.

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