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¿Es posible sobrevivir como perdedor en función de la salud mental?

¿Es posible sobrevivir como perdedor en función de la salud mental?

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<p>Dr. Winston Villamar Ph.D.</p><p>Médico Psiquiatra </p>

¿Es posible sobrevivir como perdedor en función de la salud mental?

No voy a hacer una apología acerca de ser perdedor. Esto equivaldría a caer justamente en la trampa que una ideología triunfalista ha creado en las culturas que por razón no válida pero auto-impuesta produce una de las propuestas más insanas: dividir a la humanidad entre ganadores y perdedores. El problema que se genera es obvio: siempre serán o un individuo o un pequeño grupo el que gane, mientras que el resto tendría, para el caso, que resolver en su propia subjetividad todo lo inherente al mito del perdedor: frustración, envidia, auto desvalorización, sentimiento de inferioridad, revanchismo, melancolía, a veces intentos de rehabilitación o de ocultamiento del estigma que crea la variable independiente de "perdedor".

Por lo tanto, hacer una apología del perdedor sería como tratar de consolar al paciente que le han diagnosticado sífilis en su cuarta etapa (Nietzche), o al que le llega una orden judicial que lo lleva a tomar la cicuta (Sócrates), o al niño que no tuvo la medalla por el primer lugar diciéndole que lo importante fue que aprobó el año, o manejarse con la repetida frase "lo importante es competir", etc., etc.

Si no hacemos una apología del perdedor, entonces, tampoco deberíamos levantar diatribas reactivas contra el vencedor, pues este vive en función del logro hasta que descubre que se requiere de una cadena de victorias en la vida para mantener la autoestima en función de la satisfacción de su ego. Y esto, paradójicamente, no sería sino una forma de encubrir la sensación de que nunca seremos victoriosos realmente, ya que lo que estaríamos haciendo no sería más que cubrir con carteles momentáneos de victoria la desnudez del sentimiento de derrota que nos habitaría.

En consecuencia, siempre en función de la salud mental, lo pertinente sería escapar de la trampa que nos ubica en la disyuntiva de ser perdedores o ganadores (perdedores que a veces ganan). Escapar, en este caso, significaría, aplicar tres actos de voluntad asertivamente positivos (evitando así la asertividad negativa):

1) No desear ganar.
2) No ponerse en el plano de la posibilidad de la derrota.
3) No ser, por lo tanto, competitivo.

Y esto no es una utopía clínica de salud mental, sino una posibilidad antropológica que requiere, a su vez, el valor de tres afirmaciones que van más allá de la voluntad, pues tienen que ver con la conciencia antropológica integral (la que nos lleva a reconocer la esencia de nuestra humanidad:

1) Me acepto como soy (gordo, flaco, blanco, negro, pobre, rico, etc., etc.).
2) Reconozco la vida como posibilidades para crecer en lo que soy, no "comparándome" con otros, sino gozando el proceso de crecimiento sin competitividad.
3) En esta alegría por ser y crecer-en-siendo, reconocer la relatividad de la vida para desarrollar una filosofía en función del bien común.

Mi deseo está dado en que, si usted reflexiona por un momento en esta propuesta, no la vea como una ilusión personal bien intencionada pero ingenua sino como el ideal que en algún lado suyo le susurra: no tengas temor de crecer en lo que eres y como eres.

Atentamente,
Dr. Winston Villamar

Un pensamiento:

"Quien no acepta perder ni ganar puede encontrar que lo que ya no es en él nunca fue y lo que ahora está-siendo siempre fue".


SECCION PREGUNTAS
(La invitación es a enviar sus preguntas, una por vez, en no más de dos líneas)

En relación al último Boletín ("¿De qué manera interviene la soledad en la salud mental?"), la apreciada lectora J.C.P. nos escribe:


"Mi pregunta va en la dirección de si es una autodefensa o una agresión cuando dejo en silencio mi voz y prefiero aunque esté acompañada no comunicarme porque tengo mucho en que entretenerme sola, como que me evado y no percibo completamente el mundo exterior. También el silencio se utiliza en el sólo pensar, como un instrumento de reflexión y análisis".


Respuesta. El quedarse en silencio como modo de no comunicación en una situación dada puede ser interpretado, dependiendo de las circunstancias, como un mecanismo evasivo por razones específicas en la persona; como una actitud prudente dentro de una situación dada; o como una licencia para decantar procesos mentales que solamente interesan a la persona. Por otro lado, cuando me refería al silencio, en el Boletín anterior, siempre fue con la idea de que este realmente no existe, pues el hecho de pensar, reflexionar, analizar, vendría a ser como los mensajes o "voces" mentales en el ser humano.

REVISION DE OBRAS

"El Don apacible" de Mijail Shólojov (1905-1984), no es una novela tranquila, pero en la vida de su personaje principal (Grigori Panteléivich Mélejov) probablemente podremos encontrar la ilustración existencial de lo que estamos tratando de dilucidar en este Boletín.

 

 

 

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