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EL PODER DEL ACUERDO

DISCUSIONES SENSATAS

EL PODER DEL ACUERDO

El talón de Aquiles de las parejas

E
El divorcio se ha convertido en un escenario social común. Se calcula que más de la mitad de las parejas que se casan terminan separadas y porcentajes similares en aquellos que optan por la unión libre.

A pesar de lo contundentes que resultan estos números los estudios señalan que son pocas las parejas que se separan por situaciones devastadores. Diríamos que no son graves los problemas que acaban con la mayoría de los matrimonios. 
Al contrario pequeñas desavenencias en el diario vivir  que no son resueltas a tiempo y de manera adecuada van desgastando el vínculo y propiciando fuertes pugnas que terminan con distanciamientos y separaciones.


Duele ver como muchas parejas que se quieren y se profesan cariño se separan porque no soportan el diario vivir lleno de  problemas, discusiones y altercados por cosas pequeñas, muchas veces sin importancia que no logran subsanar.
Las parejas tienen que entender que la relaciones emocionales exigen  mecanismos diferentes y más elaborados para resolver las diferencias que los que utilizamos para resolver los problemas laborales o sociales.


El enfrentamiento artero, los testigos, los bandos, las ironías, las comparaciones, las burlas, la cerrazón y las posturas firmes son enemigos de la conciliación y el buen entendimiento en el mundo emocional.
El buen vivir dentro del vínculo de pareja exige protagonismo y comprensión, iniciativa y reflexión. En una relación de dos, esos dos son los únicos responsables de la calidad de vida y es crucial que tengan mecanismos efectivos para resolver los las diferencias y dificultades sin que genere conflictos o resentimientos. 

Estos mecanismos son tan importantes que de ellos depende el éxito que pueda tener un vínculo de pareja. A continuación se detallan algunas de esas recomendaciones cardinales que pueden resultar sumamente efectivas en el manejo de los conflictos maritales: 


1. No postergue las conversaciones hasta el punto que la situación sea inmanejable.

2. Un tema difícil por vez. Sea concreto. Ante todo hay que limitarse a resolver el conflicto que se enfrenta, evitando abordar otros problemas, sobre todo aquellos que sucedieron en el pasado y que no guardan relación con la situación actual. 

3. Mantenga la privacidad, las discusiones de pareja son de pareja, no incluya dentro de la discusión a terceras personas como familiares o amigos.

4. Si se necesita una tercera opinión busque ayuda profesional, ya sea en psicólogos, médicos, consejeros o líderes religiosos o espirituales.

5. No mencione vínculos, parejas, amantes o conyugues previos bajo ninguna circunstancia. La comparación es nociva y genera fuertes resentimientos.

6. No apele al sarcasmo, a la ofensa, a la agresión verbal, ni al choteo o la burla, 
estos recursos le restan efectividad a la comunicación como elemento para resolver problemas o disputas.

7. Por ninguna razón inmiscuya a sus hijos en los conflictos de pareja, en términos emocionales es demasiado estresante para todos presenciar las disputas de los padres.

8. No intente que sus hijos lo apoyen, el crear bandos destrozan la unidad del hogar, creando resentimientos y disminuye la confianza entre los diferentes miembros de la familia.

9. No utilice las discusiones como una forma de desahogarse o desquitarse. El objetivo es resolver la situación en disputa y no en descargar la tensión acumulada. 

10. Nunca discuta con su pareja si está enojado, molesto o irritable, espere que la ecuanimidad aflore para hablar los temas difíciles.

11. No se abordan temas espinosos en momentos íntimos. Los problemas no se discuten en la cama.

12. No se vaya a la cama disgustado con su pareja. Una mala noche, espalda con espalda, representa toda un sismo emocional para el vínculo.

13. Compartir la mesa es una actividad de cohesión y convivio, evite temas que  generan roce o distanciamiento.

14. No haga papelones, las diferencias no se resuelven ni se ventilan en situaciones públicas como actividades laborales, sociales o familiares, llámese paseos, fiestas, reuniones, donde otros pueden enterarse.

15. No se discute en situaciones de por si tensas o agobiantes, como en el trabajo, o cuando se conduce, o  cuando se realizan labores que apremian.

16. No se tocan temas sensibles a la distancia como por teléfono, o mensajes por Skype, o whatsapp o  similares.

17. Aprendan a cumplir los compromisos acordados. Lo que se acuerda en estas conversaciones tiene que cumplirse, de lo contrario, no tiene ningún sentido sentarse a conversar o discutir.

18. Si los problemas importantes no se resuelven porque las soluciones no se cumplen, se debe acudir de inmediato a un profesional en conducta humana. 

19. No juegue al psicólogo. No trate de explicar racionalmente lo que hace su pareja. Frases como  “Usted lo que tiene es un complejo”, “siempre has sido compulsiva”, se entienden en lo arduo de una discusión como una ofensa y no como una análisis real de la situación.

20. No haga comentarios sobre las aptitudes sexuales de la pareja. “es que tu no sirves en la cama por eso es que yo grito”, “como no voy a estar tenso, si tu nunca quieres”.

21. No compare a la pareja con los suegros. “Mi papa si es responsable no como tu”, “porque no aprendes de mama que siempre me comprende”.

22. Ante la primera agresión física o verbal se debe consultar de inmediato con un profesional en conducta humana. Los estudios indican que la violencia en estas condiciones suele ir en ascenso.

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