TAXISTAS

GENTE DE TRABAJO

TAXISTAS

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Hubo un momento que el trabajo de los taxistas era apreciado en su verdadera dimensión. En esa época, nos preciábamos de tener uno de los mejores servicios del orbe. El Estado liberaba a estos servidores públicos de la carga de impuestos y la adquisición de los automóviles contaba con créditos flexibles. El objetivo era que cada taxista fuera dueño de su taxi, trabajando para él y su familia

Ya sea por abusos o por rancias política económica, esta protección gubernamental desapareció  y en unos cuantos años, muchos tuvieron que vender sus placas y pasar a trabajar como empleados en los mismos taxis de los que antes eran dueños.  De ser propietarios, hoy son inquilinos y de los viajes del día, deben pagar el alquiler del taxi, el combustible y la lavada. Así no hay tarifa que alcance, por eso se ven obligados a trabajar extensas y extenuantes jornadas, muchos de ellos además sin seguro, vacaciones, aguinaldo ni nada.

Todo eso explica que algunos hayan optado por prestar el servicio al margen de las regulaciones. El conflicto entre piratas, porteadores y taxistas, surge del desamparo en el que los hemos dejado. Todos ellos son trabajadores que enfrentan las condiciones más riesgosas de la ciudad, trabajando en la calle, lidiando con los accidentes automovilísticos y la criminalidad.

El taxista se nos está desgastando, su trabajo es un servicio público que juega un papel muy importante tanto para el costarricense como para el turista y como país hemos olvidado protegerlo. Es hora de que dejemos aquellas nocivas ideas de que cada uno se las juegue como pueda y volvamos a tener un estado que realmente vele por la gente que trabaja.

Por eso,  bien harían nuestros gobernantes en  procurar que cada taxista sea dueño del taxi. Facilitarle créditos, exonerar  los  impuestos del automóvil, exigir que los taxis no se alquilen, que solo los puedan manejar los dueños en jornadas no mayores a las 10 horas. Así, se multiplicaría la cantidad de placas y la vida útil del carro,  mejoraría el servicio y las tarifas serían más justas tanto para usuarios como  para los propietarios.

Tenemos que comprender que el problema entre taxistas, piratas y porteadores no se resuelve dando unas cuantas placas cada cierto tiempo. El problema se resuelve modificando integralmente el sistema vigente que los expone a condiciones laborales adversas e injustas. Es hora de que el estado vele por la gente que trabaja.

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