SEXUALIDAD EN EL SIGLO XXI

Desdichadamente, estas enfermedades y en particular el Sida que es su máximo exponente porque ha sido una de las pocas enfermedades que ha ocupado los titulares de la prensa por largos periodos provocaron efectos inesperados en la mentalidad de la población. Su asociación inicial con el grupo de homosexuales hizo de la noticia una primicia amarillista.

Desgraciadamente, esta cobertura tan amplia y muchas veces tan amputada de la realidad provocó en grandes sectores de la población la idea de que el SIDA era solo para los homosexuales. Las consecuencias no se hicieron esperar, la población homosexual comenzó a extremar las medidas de seguridad mientras el resto de la población creía que el contagio a través de una relación heterosexual era imposible.

Estas creencias fueron reflejándose en las estadísticas, así en los homosexuales y en otros grupos de riesgo como los adictos a ciertas drogas, la cifra de nuevos casos se estancó o disminuyó. En contraposición, los grupos que inicialmente eran considerados de bajo riesgo como las amas de casa, comenzaron a experimentar un aumento importante de nuevos casos. 

De manera altamente preocupante, el SIDA se propagó a toda la población, incluyendo madres embarazadas y por ende a niños, hasta conformarse en una auténtica epidemia, que está arrasando con continentes completos como el africano.

Por otra parte la enfermedad en su etapa terminal es tan temible, que son muchos los que rehúyen al control médico y a la detección precoz, de tal manera que el despliegue noticioso en vez de crear conciencia, generó un aura de temor contraproducente. Recordemos todos que vivimos en los tiempos del Sida,  así se le ha denominado a esta época y que todo buen amante tiene que tener presente esta infección al momento del ejercicio de la sexualidad con miras a la prevención.