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LA ESCLAVITUD DE LA SILLA

Una triste realidad.

LA ESCLAVITUD DE LA SILLA

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Recientemente los números nos han dado una campanada como país, si, los estudios señalan que ocupamos el primer lugar en América Latina cuando de niños obesos se trata. Somos el país con más niños gorditos, con porcentajes de grasa cercanos al 30%.

Como sociedad tenemos que convertir el tema de la nutrición tema país, elevarlo a las más altas instancias y crear opciones viables para la población independientemente del estrato social. Sin lugar a dudas los centros educativos deben ser nuestras trincheras para combatir esta enfermedad.

No está bien que nuestros niños pasen seis y hasta ocho horas al día sentados en las aulas, no es necesario enseñarles tanta información espuria por tantas horas. La infancia y la adolescencia no se hicieron para estar sentados. Los niños son por naturaleza juguetones, tequiosos, les gusta correr, chirotear, jugar, patear, brincar, y hoy con un sistema artrítico y envejecido los hemos condenado a vivir pegaos a una silla.

Ya es hora que entendamos la importancia del ejercicio en esas etapas de la vida. Ya es hora que le saquemos todo el jugo a nuestros maestros y profesores de educación física. Ya es hora que esta materia deje de ser la cenicienta en el currículo académico.

A los niños no podemos seguirlos saturando de materia, de asignaciones, de tares, de trabajos. Posterguemos esas faenas para otros momentos de la vida y permitamos que todo el potencial corporal de niños y jóvenes se exprese sanamente.

Necesitamos que los estudiantes tengan una, dos y si es posible más, horas diarias de ejercicio, que les enseñen las diferentes disciplinas deportivas, y que salgan rosados y sudando de los centros educativos, y no pálidos y secos como hoy sucede.

Es saludable que cada fin de año se haga pruebas de condición física y obesidad y que sean  parte de los requisitos para aprobar el año. El que no lo aprueba tiene tres meses para mejorar su condición y presentarse a hacer las  pruebas correspondientes. 

Tendríamos estudiantes físicamente más saludables, más llenos de vida y más felices porque para los niños y jóvenes el deporte es toda una alegría. Además disminuiríamos los casos de diabetes, presión alta, infartos, cáncer y derrames  que tantas vidas nos cobran año a año.

Tenemos que alejarnos de los malos ejemplos educativos de la sociedad occidental. Tenemos que crear una educación a la tica que responda las necesidades de nuestros alumnos y de nuestra nación. Hoy la educación es aburrida y peor aún es enfermiza porque condena a los niños a la esclavitud de la silla.

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