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EL DILEMA DE LAS SODAS ESTUDIANTILES

II PARTE

EL DILEMA DE LAS SODAS ESTUDIANTILES

E
Recordemos que la obesidad dejó de ser deseable, dejó de ser un signo de belleza como antes lo era y se ha convertido en una autentica epidemia que acorta nuestra vida y disminuye de manera significativa la calidad de vida al propiciar enfermedades como la diabetes, la presión alta, alteraciones hepáticas entre otros.

 

Antes los médicos veíamos esas enfermedades en etapas tardías, usualmente después de los cincuenta o sesenta años, hoy abundan los casos a tempranas edades como los treinta y los cuarenta, y el Hospital Nacional de Niños comienza a pegar el grito al cielo, al indicarnos que cada vez mas tenemos esas clásicas enfermedades de adultos en niños de diez o a doce años. Si niños hipertensos, niños con diabetes (tipo II, la del adulto), niños con el colesterol y con los triglicéridos altos, niños, con el hígado graso, por el alto consumo de esa comida chatarra que se vende a diestra y siniestra y por aquí y por allá, porque es un buen negocio.

Hace unos años se condenó a las tabacaleras a pagar los gastos de salud que el tabaco le había provocado al estado americano, cuyos montos era de miles de millones.  Pues bien, lo mismo debería aplicarse en nuestras latitudes. La obesidad provoca derrames, infartos, cegueras, y muchos males mas directa e indirectamente,  eso tiene un enorme costo para nuestro sistema de salud. Ya es una máxima la que reza que un centavo en prevención equivale a miles en atención.

Esta norma del señor ministro debería exceder las escuelas, debería exceder los colegios, es penoso ver esas universidades privadas, con numerosas transnacionales de la grasa, deberíamos no solo de proteger a los menores, sino también a los mayores.

La solución no reside en prohibir la venta de esta comida chatarra, la solución reside en incentivar la producción y venta de comida saludable que hoy brilla por su ausencia en buena parte de las sodas y pulperías.

Es momento de darle beneficios fiscales a quienes producen productos saludables, a quienes posicionan productos naturales y beneficiosos para la salud y antes que se crea que eso atenta contra las finanzas del estado, debemos recordar que lo que dejamos de recibir en impuestos lo ahorraremos con creces en las erogaciones en materia de salud.

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