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EL DILEMA DE LAS SODAS ESTUDIANTILES

I PARTE.

EL DILEMA DE LAS SODAS ESTUDIANTILES

E
Una sociedad tiene que estar clara en sus objetivos. Como especie debemos reconocer y diferenciar el bien y el mal más allá de los cuestionamientos espurios de tipo ontológico. Bueno es que los niños vayan sanos a la escuela, que no me les falte la comida, que los jóvenes estudien y no caigan en las drogas, que los adultos tengan un trabajo digno y bien remunerado, que los ancianos y las embarazadas no les falte nada y que las personas discapacitadas cuenten con lo necesario para su realización personal.

Toda actividad social debe ir encaminada a cumplir esos objetivos, la economía, la recreación, el estudio, deben regirse bajo esos paralelos, porque no son un bien en si mismo sino un bien en el tanto mantengan esa dirección.

No importa si una actividad da trabajo, no importan si genera riqueza, no importa si es bien remunerada, nada de eso es importante si atenta contra esos grandes objetivos sociales. Decirlo parece redundante, mencionarle parece obvio, mas no lo es cuando vemos el acontecer social en nuestra cultura.

Recientemente se ha creado un debate en el mundillo económico, porque muchos se oponen a las restricciones que se han impuesto a las sodas estudiantiles, con el fin de que no vendan comida chatarra a nuestros estudiantes. Unos alegan que esto atenta contra la economía y contra las industrias. Por favor entendamos que es al revés estas industrias en el nombre de su economía atentan contra la salud y no solo contra la salud de los niños y de los jóvenes sino de toda la población.

En el nombre de la libertad venden sus productos cargados de sal, cargados de grasa, cargados de calorías vacías que destrozan las vías metabólicas de todos. Muchos se defienden y hasta atacan diciendo que ellos no obligan a nadie a comprar, y que el que compra es porque quiere. Nada mas lejos de la realidad, estos industriales han creado un monopolio mundial con sus líneas de productos, es decir, hay muchas marcas, pero todas venden la misma chatarra echa comida.

Por eso vemos con buenos ojos, esta iniciativa gubernamental y más bien instamos a nuestras autoridades a llevar esta política más allá de los centros educativos. Es momento de ofrecerle a los costarricenses alimentos sanos y fáciles de conseguir.

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