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SI HAY III EDAD, ¿HAY I EDAD?

Temas de vida

SI HAY III EDAD, ¿HAY I EDAD?

Etapas de la vida

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Una vez que entendemos las implicaciones de la III Edad y las particularidades de su denominación, es fundamental entender en qué consisten la I y la II Edad, esos propedéuticos para entrar a la III Edad preparados adecuadamente y que esa III Edad sea en realidad los años dorados que describió Laslett en sus estudios.

 

Decíamos la semana anterior, que el concepto de III edad se popularizó pero desdichadamente se ha perdido buena parte de su sentido original. Además, es obligado deducir que la presencia de una tercera edad, implica la presencia de una I y II edad.

 

En realidad, Laslett divide la vida en cuatro etapas. La primera edad, es una época de dependencia, socialización, inmadurez y educación, que se origina en el mismo momento en que nacemos y concluye cuando el individuo es capaz de ganarse el pan nuestro de cada día.

 

Entre más desarrollada esté una sociedad, más prolongada es esa primera edad. Así, nuestros bisabuelos fundaban un hogar a los quince años. Su madurez llegaba a temprana edad y volar machete y dominar el agro, les daba la independencia suficiente para insertarse en el mercado laboral y formar una familia.

 

Hoy se requieren varios años de preparación para poder ser independientes y para poder incorporarse al mercado laboral. Hoy se requiere de dos o tres años de kinder, seis años de escuela y cinco años de colegio, para apenas conseguir algún trabajito.

 

Además, si se opta por una carrera universitaria, se requieren de cinco o seis años de estancia en el Alma Máter  y, en muchos casos, hasta dos o tres años de postgrado. Todo esto para lograr lo que muchos de nuestros abuelos lograban a los quince años.

 

Se cree que esta primera edad dura en promedio veinte a veinticinco años. Entre más se depure su paso, mejor serán las etapas subsiguientes de la vida. Es decir, entre menos rastros queden de la dependencia y de la inmadurez y entre más socialización y educación se adquieran, mejor serán la II, la III y la IV edad.

 

Por el contrario, el pronóstico es reservado cuando esta etapa se vive  holgadamente, cuando no se adquieren destrezas, cuando no se madura y/o cuando no se forja el carácter.

 

Es claro entonces el grave daño que hacen el padre complaciente y la madre alcahueta, cuando permiten que esos años valiosos de sus hijos, se desperdicien en conciertos y bares, reptando por la calle de la amargura, por el pretil o en el food cort de algún mall.

 

Hoy entendemos la vida como un continuo, en donde cada acto tiene  repercusiones en la vida misma para bien o para mal, como veremos la próxima semana.

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