DE LA FIESTA A LA MATERNIDAD

Hace menos de un siglo, una despedida grata y fraterna se acompañaba de la bendición y que Dios te llene de hijos, porque el ser humano necesitaba de familias numerosas para subsistir. La maternidad se ejercía lo antes posible, prácticamente con las primeras menstruaciones la mujer se embarazaba, y los hijos varones se incorporaban a las faenas laborales desde la temprana infancia.

Hoy tener muchos hijos y tenerlos a temprana edad puede convertirse en verdadero boomerang del crecimiento personal y familiar. Curiosamente cada vez llega mas temprano la pubertad, cada vez más temprano puede una mujer traer un hijo al mundo, y en contraposición cada vez cuesta más ganarse la vida, hay que estudiar más años para lograr un salario holgado.

A principios del siglo anterior, nuestras mujeres menstruaban en promedio a los quince años y en esa misma edad tenían su primer embarazo, hoy la menstruación llega en promedio a los 10 años y cada vez mas son las escolares que se embarazan.

Por eso cuando decimos madre, tenemos que entender que ese concepto engloba una serie de faenas que requieren una enorme madurez, velar por la integridad de un hijo es asunto serio, y como sociedad no debemos permitir que tan delicada tarea recaiga sobre los hombros de una adolescente.

Año a año las estadísticas se nutren con 18 mil adolescentes embarazadas, y el año anterior contamos mas de cincuenta embarazos en escolares, este panorama viene sucediendo desde hace ya mas de dos décadas sin que hagamos algo por resolverlo.

Muchos creen que es el estado el que debe evitar esta tragedia, sin embargo la experiencia nos ha dicho que cada vez que iniciamos programas de educación sexual son miles las criticas y las quejas a las que se exponen nuestros docentes.

Unos padres consideran que la temática es paupérrima y biologista, otros por el contrario la consideran liberal y sin valores, sin entender, que la educación sexual, es asunto que anda de la mano con los valores familiares, de manera que es el seno familiar donde debemos dar la verdadera lucha, desde temprana edad.

Hoy la sexualidad es una vivencia cotidiana en la vida de los adolescentes y de muchos escolares, y desde hace años la palabra sexo no se pronuncia en nuestras casas, nuestros hijos son educados por un lado por la televisión enlatada en países que sufren una severa decadencia en su moral sexual, y por otro lado por Internet que es el paraíso de la mentira.

Tenemos que entender que hoy no podemos decidir si educamos a nuestros hijos en materia sexual, hoy lo único que podemos decidir es si participamos de la educación sexual de nuestros hijos, tenemos que entender que sino los educo yo, me los educan otros, con otros valores y con oscuros intereses.

Cuando leemos las noticias de adolescentes que se filman manteniendo relaciones sexuales, cuando nos enteramos que muchas menores practican el sexo oral a cambio de un par de billetes, cuando observamos que las fiestas y conciertos son un verdadero peligro para nuestros hijos, tenemos que comprender que los que están mal no son solo ellos, si no también nosotros como sociedad y nosotros como padres.

Las familias costarricenses debemos evitar ese corredor que se esta creando en la juventud, esa vía rápida "de la fiesta a la maternidad", "de la universidad al bar", del "licor al volante"