LAS INJUSTICIAS DE LA JUSTICIA.

Esta es una sentencia miope y carente de contacto con la realidad que enmarca el entorno de miles de madres costarricenses. Ellas suelen verse sorprendidas muy temprano, casi siempre en la adolescencia, con un embarazo. El padre de la criatura simplemente no asume su responsabilidad y se escabulle en los múltiples laberintos que tiene la justicia.

Los verdaderos responsables y los que deberíamos ir a la cárcel o a algún lugar peor somos todos. Todos los que permitimos que se siga posponiendo la educación sexual en nuestros templos del saber. Todos los que permitimos un sistema legal donde con una y mil tretas se minimizan las pensiones alimenticias. Todos los que permitimos que, año con año, desde hace más de dos décadas, 18 mil adolescentes sigan embarazándose y no hacemos nada efectivo para evitarlo.

Las estadísticas son ingratas. Nos revelan que dos mil de esas adolescentes se embarazan por segunda vez alrededor de las quince primaveras. Que en casi la mitad de los casos, el padre de esos bebés es un adulto mayor de treinta años.

Es muy frecuente que, ante un embarazo en la adolescencia, la mujer abandone sus estudios. Después del parto, se incorpora al mercado laboral como mano de obra no calificada y muchas veces en el plano informal: sin seguro, sin derechos laborales, sin tiempo para la lactancia, mientras nuestra "justicia" proclama a voz abierta las bondades del sistema laboral costarricense.

¡Qué pena tanta miopía del juez!¡Qué pena tanta miopía de nuestra sociedad!¡Qué pena tanta ignorancia en materia de sexualidad de nuestros profesionales!¡Qué pena me da no haberme dado cuenta de la injusticia que estaba provocando la justicia!

Necesitamos educar a nuestros estudiantes, para que no se embaracen antes de tiempo o para que, si llegan a jueces, no dicten tan crueles sentencias.

"El clavo se queja del martillo porque no ve la mano"