Temas Difíciles 3385 0 COITO NO CONSUMADO NO HE PODIDO TENER RELACIONES SIENTO QUE NO ENTRA Y ME DUELE. Cuando ella no puede ser penetrada Por Dr. Mauro NUna de las mayores frustraciones que pueden enfrentar las parejas es la incapacidad para consumar el acto sexual, es decir, a pesar del deseo compartido, de la firmeza de la erección, de la adecuada lubricación vaginal y de los intentos repetitivos, el pene no lograr introducirse en el orificio vaginal e ingresar totalmente en la cavidad vaginal. Los posibles escenarios varían desde los intentos que resultan indoloros que permiten una penetración parcial, hasta aquellos en los que la penetración resulta inútil y laboriosa provocando ya sea que la erección se pierda, que la lubricación desaparezca o que el dolor aflore, situaciones que dan por terminado los encuentros sexuales. Durante mucho tiempo, se consideró que la incapacidad de una mujer para ser penetrada obedecía mayoritariamente a motivos psicológicos. Se hablaba de antecedentes sexuales traumáticos, de problemas de personalidad y de una enorme gama de alteraciones emocionales y mentales. En los últimos años, se ha documentado que en la mayoría de los casos la causa reside en ciertas alteraciones de la vagina, que impiden físicamente la penetración por los que los intentos forzados además de infructuosos generan dolor y reticencia por parte de la mujer a seguirlo intentándolo. Este problema aunque puede ser causado por múltiples alteraciones vaginales usualmente son dos las causas principales. Por un lado el himen fibroso que es un himen constituido por tejidos muy ricos en colágeno por lo que no se rompe con la penetración, y el orificio vaginal fimótico, es decir la parte más externa de la vagina que es el orificio vaginal es muy pequeño o no tiene la elasticidad requerida para estirarse con la penetración. Ambas condiciones resultan dolorosas y genera una sensación como si la piel se rompiera, asociado a un ardor doloroso con cada intento de penetración. Resulta sorprendente pero son muchas las parejas que pasan años procurando conseguir la penetración y al cabo del tiempo se acostumbran al problema y buscan formas alternas de gratificación sexual.Otros se enfrascan en discusiones y alegatos, creyendo que todo es debido a la negativa de la mujer o a la impericia del hombre. Algunas de estas parejas terminan separándose bajo un manto de resentimiento y malestar, otras buscan consejos coloquiales que recomiendan técnicas de relajación, lubricantes, y un sinfín de opciones que generan más confusión y más amargura y que retrasan la verdadera solución: consultar. Estas condiciones son muy frecuentes y cuando es causado por un himen fibroso es fácilmente diagnosticado, desdichadamente si el origen es un anillo vaginal fimótico, es común que pase desapercibido en los exámenes ginecológicos. La buena noticia es que en la mayoría de los casos, el problema se resuelve con una simple cirugía, sobre todo cuando la paciente acude en los primeros seis meses de presentar las molestias. Cuando la consulta se retrasa, es común que además se requiera ayuda psicológica para ambos miembros de la pareja para que puedan superar el desconcierto y la frustración que genera la experiencia de no poder tener relaciones sexuales.