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¿Cuál es la historia que le cuenta al tiempo la salud mental?

¿Cuál es la historia que le cuenta al tiempo la salud mental?

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Director: Dr. Winston Villamar, Ph. D Médico, Psiquiatra.

Es una historia infinita.

Cuando nacemos, nos dice que no lloremos, que riamos. Algunos, por las circunstancias, pronto aprenden a llorar más que a sonreír o reírse (de la vida y con la vida), y suelen desarrollar un sentimiento de autocompasión y quejumbre casi permanente.

Seguimos creciendo y nos vuelve a decir que riamos. Algunos, todavía por las circunstancias, se vuelven resentidos sociales y toman actitudes beligerantes casi de manera permanente. Criticones, casi de todo y de todos (menos de ellos), rígidos e incapaces de percibir que el otro existe para compartir amablemente.

El estiramiento va en cauce y el mensaje sigue siendo el mismo, que riamos. Algunos, puede todavía invocarse por las circunstancias, se tornan dependientes, débiles de carácter, en cierta forma indefinidos.

El proceso sigue, y la fuente del mensaje mantiene la sugerencia que riamos. Pero nos enseñan la rigidez de las reglas sociales, y se va perdiendo la capacidad para la espontaneidad hasta el punto que el más domesticado académicamente es el más premiado.

Entramos a la adolescencia, y lo que corresponde a un ejercicio de la voluntad se manifiesta en aprender a escoger si vale la pena el mensaje: ríete. Algunos se rebelan, a veces con violencia, y se transforman en los permanentes buscadores de sucedáneos a la sonrisa o risa feliz, con desorden en droga, dinero, sexo o cualquier otro utensilio mercantilista.

En la misma juventud, la mensajera sigue diciéndonos ríe o sonríe. Algunos casi no la oyen, y afirman aspectos de su adolescencia, ahora con mayores recursos para la alienación.

Y en la edad media, todavía permanece, casi como voz lejana, el que hay que reír, lo que la mayoría confunde con la carcajada del payaso, y se acerca a la llamada (no sé por qué) risoterapia: reírse por reírse (solo por mover los músculos de la boca).

Finalmente, la mensajera nos sigue diciendo que riamos, pues la muerte no existe sino para los que están viviendo en función de ella. La mayoría se olvida de esta declaración y comienza a morir antes de tiempo.

La historia es infinita pero repetitiva, pues infinita es la posibilidad de vivir con la risa y la sonrisa de la vida, y esto para cada uno de los millones de pobladores terrenales.

El bebé pregunta, cómo, y la respuesta es: vive como un bebé.

El infante también interroga, y escucha: vive como un niño pequeño.

El niño sigue con la encuesta, y recibe: vive como un niño grande.

El adolescente se atreve a demandarla, y esta le dice: vive como un adolescente.

El joven también interpela, y el eco se repite: vive como un joven.

El adulto consulta, y nuevamente la misma respuesta: vive como un adulto.

El anciano espera, y la mensajera le dice ¿por qué no me escuchaste antes? Pero todavía hay tiempo. Vive como un anciano.

La salud mental conoce que desde el recién nacido hasta el mayor le van a preguntar ¿cómo se vive conforme a mi edad? Y reflexiona: “este” no aprende. (Espero que usted sí),

Atentamente,

Dr. Winston Villamar.

Un pensamiento:

 “Lo último… no es lo último.”

SECCIÓN PREGUNTAS

La invitación es a enviar sus preguntas o comentarios. De los lectores que nos escriben, ponemos solamente sus iniciales, en función de la privacidad.

En relación al boletín anterior (¿Cómo se dan realidad y certidumbre dentro de la subjetividad en la salud mental?), no hemos recibido preguntas.

REVISION DE OBRAS

El libro recomendado para este mes es “La vida instrucciones de uso”, del francés Georges Perec (1.936-1.982). Sugerimos, si lo lee, que piense en dónde podría darse la conexión algorítmica entre esta portentosa obra y el brevísimo ensayo de este Boletín.

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