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El sindrome de Pam

El sindrome de Pam

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2020-03-17

En algunos países se conoce como “Síndrome de Pam” al sentimiento que tienen algunas mujeres, después de aumentarse los pechos, de que los senos son todavía pequeños, aunque estos, objetivamente, sean grandes y muchos más grandes que los que tenía antes de operarse.

 

Este síndrome pertenece al grupo de trastornos de la percepción, donde, sin lugar a dudas, hay una distorsión en la forma en que se conceptualiza la imagen corporal. Es decir, la mujer interpreta de manera anómala su cuerpo, alterando la noción del cuerpo que cada persona tiene en su mente.

 

Curiosamente, en una sociedad como la nuestra, donde los estudios indican que las mujeres asocian la feminidad con ser pequeñas, esta regla se pasa por alto cuando se habla de los senos: así, entre más grandes más femeninos son.

 

Esta preconcepto provoca además que no pocas mujeres sobrestimen el tamaño de pecho que a los hombres les gusta, creyendo que aun pechos desproporcionadamente grandes, provocan una desproporcionada atracción al varón. En realidad, esos extremos no suelen ser sexualmente excitantes para la mayoría de los varones.

 

Después de una cirugía de aumento de pechos, la mujer pasa por un proceso paulatino de adaptación, para identificarse con su nueva realidad e imagen corporal. Es frecuente que mujeres recién operadas vean sus pechos muy grandes,  demasiado pequeños o muy diferentes a lo deseado, pero en las semanas o meses que siguen a la cirugía, se reajusta la imagen corporal y la inmensa mayoría de las mujeres suele quedar satisfecha con el tamaño de sus mamas.

 

Sin embargo, en ocasiones, la paciente no queda conforme con el volumen alcanzado. Puede ser que sea una sensación objetiva; por ejemplo, que el cirujano se haya “quedado corto”, implantando unas prótesis demasiado pequeñas para la constitución o deseos de la mujer, aunque esto sucede con poca frecuencia.

 

En el síndrome de Pam, la mujer maneja expectativas poco realistas sobre el resultado de la cirugía y por ello se somete a múltiples intervenciones buscando un afán irreal. Se operan una y otra vez o se quedan con las ganas de hacerlo; pero nunca logran estar satisfechas, porque no alcanzan el tamaño deseado, algo así como el cuento del burro y la zanahoria.

 

La publicidad y los medios de comunicación también crean falsas expectativas, al hacer creer que la cirugía estética es algo casi milagroso, con lo que toda mujer tendrá el pecho que desea. Esto es absolutamente falso. Además hay otras razones de descontento, como el aspecto del seno, la distancia entre uno y otro seno, la altura e incluso la ubicación del pezón.

 

Las mujeres que desean prótesis muy grandes y que nunca están contentas con el tamaño de sus pechos; pueden tener esta alteración en la percepción de su imagen corporal.

 

Desde el luego recién operadas experimentan un consuelo temporal,  sobre todo porque el pecho está hinchado. Pero este consuelo enseguida desaparece cuando las mamas alcanzan el tamaño final. Es frecuente que esas mujeres se  auto-justifiquen con frases del tipo “a mí me gustan los pechos grandes”, o “ese es mi gusto”;  cuando en realidad tienen un problema de percepción mental. Cuando existe esta alteración de la imagen corporal, la cirugía solo es un consuelo temporal.

 

Además de las consideraciones estéticas, la implantación de prótesis muy grandes aumenta el riesgo de complicaciones a corto, medio y largo plazo. Se ha descrito que las prótesis excesivamente grandes tienden a convertir a la mujer en una “atracción” y dificultar su vida social y familiar. A veces, para solucionar los problemas causados por estas prótesis grandes, es necesario volver a intervenir y poner prótesis mamarias más pequeñas.

 

Finalmente, debemos resaltar que lo que se considera grande o pequeño en materia de implantes es relativo. Por ejemplo, un implante de 400 cc, puede ser muy grande para una mujer y pequeño para otra. Las medidas y proporciones del tórax de la mujer, serán determinantes en la elección del tamaño adecuado, de ahí la importancia de que la mujer antes de operarse se ponga diversos tamaños de prótesis con un brassier para que decida cual es el que desea.

 

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